lunes, 24 de noviembre de 2008

Miro

De lejos miro, por millonésimas fracciones de segundo, los elementos vivos y pavorosos de tu esencia. Imagino y recuerdo aquella dulce esfera mágica donde escondí un mundo para ti y para mi, un escape de nuestros respectivos infiernos. Y de pronto me encuentro perdida en la descripción empalagosa de una nota de amor. La que se fue, la que nunca llegó, la que nunca toqué, pero indudablemente me pertenece, pues en mi deseo surreal confié el tiempo inhaderible a la vida pura.
Inútiles recuerdos de aquella imagen que pasó frente a mi vida como un rayo despampanante e irreal, como un chorro de agua de mar que escurre por mis manos, dejando sólo arena y sal, las que producen malestar en mi ser, pero evidencían el paso de la misma.
¿Que si extraño? No lo creo. Nunca estuvo aquí. Sólo veo un atardecer que no perdona y no sana, que cada día está pegando contra mi alma recordándome el fracaso. Pude serlo. Lo sabe. Pude ser yo... !Pero si yo fuí! !Si yo soy!
Entre los colores y aromas de su paso constante, el que veo a distancias inpensables, viene a mi mente la imagen del anhelo: el levantar de su ceja cuando fija su mirada, el espeso follaje de su cabello bicolor, el aroma jabonesco de su inalcanzable mejilla, el resbalar de su delicada y bien cuidada mano detrás de su oreja; cuando le abandona por segundos la seriedad y suelta una carcajada chillona, sus pequeños y brillosos ojos se rasgan para asomarse aquellas arrugas, mientras las puntas de sus colmillos saludan deslumbradas; el ceño involuntario de su ojo izquierdo cuando asiente una declaración, la pronunciación entrecortada de una palabra a la que desea enfatizar, a la vez de hacer un ademán; el jugueteo entre sus manos de las páginas de un fiel libro mientras me cuenta una historia, cuando al decirle una tonteria me vió con descaro y una mueca graciosa me hizo sonreir apenada... cuando espera. Cuando no está...

sábado, 22 de noviembre de 2008

Mis ojos

Veo... Veo un vizcoso líquido rojo brotar de mis ojos. Veo un ligero aroma a rosas que contaminan mi mente. Veo un chubasco de aguas negras brotar de mi razón. Veo un clima perfecto para que surja la nada. Veo un insecto atravesar la nube gris de mi imaginación. Veo la locura apoderarse de mi cuerpo y de mi alma. Veo un cansancio incoherente en mis labios y mi lengua partida de sed y de hambre. Veo una incontrolable pasión no correspondida. Veo un escalofrio manejar mis nerviosas manos y débiles pies. Veo de reojo la figura masculina que me desenfrena. Veo todo...
!Veo todo! !Menos lo que ansío ver!